domingo, 3 de septiembre de 2017

TRABAJO SOCIAL EN RELACIONES LABORALES

TRABAJO SOCIAL EN RELACIONES LABORALES


El Trabajo Social de Empresa surge en España con el desarrollo de la industrialización, en la década de los cincuenta y los sesenta, al igual que ya lo había hecho en otros países industrializados, tales como Inglaterra, Bélgica y USA a finales del siglo XI. Aparece como mecanismo de mediación entre el capital y el trabajo. Este ámbito profesional quedó definido como “actividad organizada, que pretende ayudar a la adaptación recíproca de los trabajadores y su empresa” (Bernard, 1967:19). Para este autor, el papel del trabajador social en la empresa se articula en torno a tres planos:
1. Dar apoyo psicosocial a los individuos y colectividades de trabajadores que se encuentran en dificultades; 2. Participar en la creación, funcionamiento y mejora de las realizaciones sociales de la empresa; y, 3. Favorecer una mejor toma de conciencia de los problemas humanos y sociales surgidos con motivo del trabajo (1967:20-21). En 1961, a partir de un ciclo de estudios sobre Trabajo Social de Empresa celebrado en Tarragona, se describió el encuadre del trabajo social dentro de la empresa, sus tareas y su participación en los incipientes departamentos de personal5 Así en aquel ciclo de estudios se establecieron como ideas principales: 1 La colaboración del trabajador social con el Comité de Empresa, 2 La participación en la mejora del ambiente empresarial y extra empresarial que influyen en las causas de enfermedad, y 3 Fomentar la adquisición de una conciencia social entre el personal, ayudando a superar todas las causas de absentismo. Todas estas funciones están presentes en las organizaciones empresariales hoy en día, si bien, se han desarrollado otras figuras profesionales complementarias, como la de prevención de riesgos laborales, que no suelen ser asumidas por trabajadores sociales, sino más habitualmente por graduados sociales. El trabajo social de empresa se ha ido adaptando a los cambios en el sistema de las relaciones laborales. Así como señala Rodríguez, inicialmente cubría una función asistencial “paternalista” como respuesta a las obligaciones legales que tenía que cubrir el empresario en materia de vivienda o educación. Posteriormente se pasó a un periodo de reivindicaciones, como complemento extra salarial, para atender necesidades no cubiertas socialmente (programas de vacaciones, por ejemplo). Con el desarrollo de los servicios sociales públicos y los sistemas de protección social, el papel del trabajador social de empresa se circunscribe a la elaboración y puesta en práctica de la política social de empresa, buscando el desarrollo de las personas que trabajan en ella y el logro del bienestar ocupacional. Esta forma de trabajo social entró en declive a final del siglo pasado, con una presencia testimonial de trabajadores sociales en el ámbito empresarial. En el mismo sentido apuntan los datos aportados por Rodríguez, al señalar que en 1985 acudieron al I Seminario de Trabajo Social y Empresa, 142 asistentes sociales, pertenecientes a 75 empresas. En 1992 (con datos sólo de Madrid) había 57 profesionales de 32 empresas; y diez años más tarde los datos apuntan que de las 32 empresas solo 14 mantuvieron el puesto de trabajador social. Las causas explicativas pueden encontrarse, tal como señala en la falta de identidad profesional del colectivo; en el desarrollo y consolidación del Estado de Bienestar; y, en las transformaciones en el mundo empresarial. También se puede añadir la falta de formación especializada del colectivo, que se intentó paliar mediante la organización de seminarios, y la falta de “marketing” que aqueja siempre a los profesionales del Trabajo Social, tal como señala Rodríguez, con quien estamos totalmente de acuerdo, tanto aplicado a este ámbito como a otros ámbitos profesionales del trabajo social “no es sólo necesario trabajar profesionalmente, sino elevar los resultados de nuestra labor a los departamentos de Relaciones Laborales, en el caso del trabajo en empresa o al equipo, cuando se trabaja con otras profesiones”9 Este tipo de acción social de empresa tiene cabida en las grandes corporaciones, donde todavía permanece la figura del trabajador social. Sin embargo, el tejido empresarial español, se caracteriza por pertenecer a las PyMEs10, que según el Directorio Central de Empresas (DIRCE) en 2011 representaban el 99,88% del total de empresas. Aquí se abre una de las posibles vías de emprendimiento para el trabajo social, mediante la prestación de servicios de atención social a las empresas, dirigidos al personal de las PyMes, de forma externalizada. Para ello, es preciso conocer las funciones profesionales en las organizaciones empresariales. En las grandes corporaciones donde existe la figura del trabajador social su espacio de actuación se dirige tanto a la atención directa a los trabajadores como hacia el asesoramiento en el área de recursos humanos, con el objetivo general de dar apoyo al desarrollo del trabajador para su mayor eficacia y su bienestar ocupacional11. La definición elaborada por el Grupo de Trabajadores Sociales de Empresa del Colegio Profesional de Trabajo Social de Madrid, presentada y ampliada en el I Congreso Nacional de Trabajo Social y Responsabilidad Social Empresarial permite aclarar sus objetivos y funciones: “Favorecer el bienestar de los trabajadores mediante la mejora de los aspectos laborales, sociales, sanitarios, personales y familiares, a través de las gestiones internas y externas oportunas para conseguir el equilibrio de los intereses de la empresa, para un dar un mejor servicio a la empresa y a la sociedad”


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